Prospectiva

La síntesis racionalismo-empirismo y la heurística como método

Desde hace mucho tiempo los hombres combinamos la concepción racionalista del conocimiento con el enfoque empírico. En términos de aprendizaje, de investigación y de adquisición de conocimiento en general, somos eclécticos y utilizamos una aproximación heurística. Cuando se trata de descubrir algo, explicar fenómenos naturales, establecer leyes de funcionamiento o inventar aparatos, no empleamos métodos rigurosos, ni únicos, sino que probamos, intentamos y ensayamos cualquier procedimiento al alcance de nuestras manos y de nuestras mentes.

Si podemos decir eso de los conocimientos científicos en los que la investigación en laboratorio y la demostración mediante ensayos son posibles, mucho más lo podremos decir de la economía y de las ciencias sociales en general en las que las argumentaciones, el razonamiento y la lógica siguen jugando un papel fundamental


La síntesis racionalismo-empirismo y la heurística como método
  Los racionalistas, como se sabe, y dicho de forma muy simple, creían en la labor previa de la razón y de la lógica para explicar los fenómenos naturales y en la “deducción” de leyes explicativas yendo hacia abajo a partir de dicha racionalización. Los empíricos, por el contrario, entendían que lo primero era la percepción física de los hechos y a partir de ello, de forma “inductiva” y, digamos que hacia arriba en el sentido de mayor abstracción, se podían formular leyes explicativas y dar explicaciones.

Todos sabemos que posteriormente se produjeron síntesis destacadas de estas dos formas de adquirir conocimientos. Una de ellas, la más general y válida, fue la de Immanuel Kant (1724 – 1804). En su famoso libro “Crítica de la razón pura” asume las propuestas del empirismo y da mucha importancia a la experiencia y a la percepción sensible, pero indica que el entendimiento se produce al enfrentar dicha percepción con las categorías a priori de espacio y tiempo impresas en el interior del hombre. A partir de esa concepción da mucha importancia a la epistemología (o teoría del conocimiento) y considera que a través de ella la metafísica tradicional puede ser reinterpretada y preservada. Kant creyó en vida que había encontrado un compromiso perfecto entre racionalismo y empirismo.

Tuvo muchos seguidores como Johann Gottlieb Fichte (1762 – 1814), Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling (1775 – 1854), Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770 – 1831), y Arthur Schopenhauer (1788 — 1860), pero algunos de ellos, especialmente los tres primeros, llevaron a las posiciones extremas y de nuevo racionalistas del “idealismo alemán”.

Las importantes aportaciones de Kant se vieron posteriormente revitalizadas por los llamados neo-kantianos un movimiento filosófico de mediados del siglo XIX que fue una reacción al idealismo alemán y a la controversia sobre el materialismo. Los componentes de esta corriente de pensamiento no son muy conocidos en la historia de la filosofía, pero resulta un grupo muy interesante de pensadores con cuyas ideas muchos nos encontramos muy a gusto.

Mas adelante aún, como sabemos, los hombres hemos dejado de ver diferencias tajantes en esas dos formas de adquirir conocimientos y las consideramos como cuestiones de metodología, practicando siempre aproximaciones heurísticas que combinan ambas concepciones.

Por eso sorprende que todavía veamos tanto racionalismo, particularmente en nuestro país. La gente en general y, lo que es peor, muchos intelectuales y académicos, se dejan guiar por el racionalismo más rígido que pensarse pueda y la realidad de los hechos no cuenta para ellos. Parecen adscribirse a la vieja expresión de que “si la realidad no coincide con lo que yo pienso peor para ella”. Al racionalismo se vuelve con fuerza, por otra parte, en épocas de crisis y de desorientación como la actual.

El futuro ya esta aquí y es digital
 
Gran parte de los elementos de nuestra vida analógica son convertidos en unos y ceros. Nace el paradigma de la red. El intercambio de objetos muta al intercambio de información y la gestión de la información pasa a ser vital en los procesos económicos. A diferencia de la materia construida con átomos, los bits no se pierden. Circulan y se reutilizan constantemente.
A principios de los 90, Peter Drucker introduce la noción de sociedad del conocimiento. La información interpretada, se transforma en conocimiento y este conocimiento es el recurso clave. Es mas importante que el trabajo, la tierra y el capital.
Aparecen nuevos mecanismos de integración de individuos, nuevas formas de construir una identidad personal a partir de una red. El conocimiento de unos patrones genéticos, opera sobre la salud, la alimentación y el medio ambiente.
La sociedad capitalista es una sociedad del conocimiento, y quien tenga conocimientos de gestion sobre los procesos tiene la producción.

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